La faringitis es una inflamación de la faringe, que es la parte posterior de la garganta que se encuentra justo detrás de la boca y la nariz. Puede ser aguda, es decir, de corta duración, o crónica, si persiste durante un período prolongado. Conoce más sobre esta afección que, aunque generalmente no es grave, puede causar molestias significativas y afectar la calidad de vida.
Síntomas de la faringitis
Dolor de garganta:
Es uno de los síntomas más comunes y puede variar desde una molestia leve hasta un dolor intenso, especialmente al tragar.
Dificultad para tragar:
La inflamación de la garganta puede hacer que tragar alimentos o líquidos sea incómodo o doloroso.
Irritación o picazón en la garganta:
Puedes sentir una sensación de ardor o picazón en la garganta, lo que puede causar molestias constantes.
Enrojecimiento e inflamación de la garganta:
La garganta puede parecer enrojecida e hinchada, especialmente alrededor de las amígdalas.
Amígdalas inflamadas y/o cubiertas de pus:
En casos de faringitis bacteriana, las amígdalas pueden estar inflamadas y tener manchas de pus.
Ganglios linfáticos inflamados:
Los ganglios linfáticos en el cuello pueden hincharse y volverse sensibles al tacto como parte de la respuesta del sistema inmunológico al proceso infeccioso.
Fiebre:
En casos de faringitis causada por bacterias o virus, es común experimentar fiebre como respuesta del cuerpo a la infección. Sin embargo, la fiebre no siempre está presente.
Fatiga:
Los síntomas de la faringitis pueden causar una sensación general de debilidad y cansancio, lo que puede interferir con las actividades diarias normales.
Tos seca:
Aunque no es tan común como el dolor de garganta, la inflamación de la faringe a veces puede ir acompañada de una tos seca y persistente.
Voz ronca o pérdida de voz:
La inflamación de la garganta puede afectar las cuerdas vocales, lo que resulta en una voz ronca o incluso pérdida de voz temporal.
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¿Cómo tratar la faringitis?
Descanso:
Descansar lo suficiente es crucial para permitir que el cuerpo se recupere de la infección y reducir la carga sobre el sistema inmunológico.
Hidratación:
Beber líquidos tibios, como caldos, infusiones de hierbas o simplemente agua, puede ayudar a mantener la garganta hidratada y aliviar la irritación.
Gárgaras:
Realizar gárgaras con agua tibia y sal puede ayudar a reducir la inflamación y aliviar el dolor de garganta. También se pueden usar enjuagues bucales con ingredientes antisépticos. Se recomienda realizar estas gárgaras varias veces al día.
Evitar irritantes:
Evitar los vapores químicos, el humo del tabaco, así como el humo de segunda mano y otros irritantes ambientales que puedan empeorar la inflamación de la faringe.
Vaporización y humificador:
Respirar vapor de agua caliente puede ayudar a aliviar la congestión nasal y la irritación. Puedes hacer esto tomando una ducha caliente o inhalando vapor de un recipiente de agua caliente. Además, un humidificador de aire puede ayudar a mantener la humedad en el ambiente, lo que puede ayudar a aliviar la sequedad y la irritación de la garganta.
Evitar el contacto cercano
La faringitis puede propagarse fácilmente a través de gotas respiratorias, por lo que es importante evitar el contacto cercano con personas y practicar una buena higiene, como utilizar tapabocas y lavarse las manos con frecuencia.
Consulta con tu médico:
No te automediques, si experimentas síntomas persistentes, graves o preocupantes, es fundamental que consultes a un médico. Un profesional de la salud podrá evaluar tus síntomas, realizar un diagnóstico preciso y recomendar el tratamiento más adecuado para tu situación particular.
No dudes en buscar atención médica si tienes fiebre alta persistente, dificultad para respirar, dolor de garganta intenso o cualquier otro síntoma que te cause preocupación.
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